23-28 MOONFIRE TF (La Guerra Kheldiana)

Comenzó con una petición de la misteriosa vigilante Fuegolunar, una mujer fusionada con la fuerza vital de un alienígena kheldiano. Aunque necesitaba tu ayuda, no estaba segura de si podía confiar sus secretos a alguien que no perteneciera a su raza y para ganarte su confianza, tuviste que limpiar un nido de vampiros en Striga Island.
A petición de Fuegolunar, penetraste en una red de cavernas donde hallaste toda una legión de Lobos de Guerra. Derrotaste a las criaturas y encontraste una especie de frasco, que parecía contener una extraña forma de energía viviente.
Fuegolunar te envió a ver a la sabia bruja conocida como Stephanie Peebles, quien fue capaz de determinar que el frasco contenía un fragmento de una forma de vida alienígena. Tejió un complejo hechizo que ató dicha energía a ti esencia, para que pudieras hacer uso de sus poderes. Fuegolunar no estaba contenta con tu descubrimiento, ya que estaba convencida de que el frasco contenía un fragmento de un nictus, los enemigos jurados de los kheldianos.
Te conto la terrible historia de los kheldianos: cómo los nictus, que una vez formaron parte de la población kheldiana, comenzaron a depredar sobre su propio pueblo, convirtiéndose en seres de oscuridad pura. Queriendo hallar otros fragmentos de nictus, te envió a una de las fortalezas de Arakhn. Allí descubriste a varios reclutas del Consejo que estaban a punto de ser combinados con esos fragmentos contra su voluntad. Al completar la fusión, se convertirían en tropas Galaxia. Los que no tuvieran tanta suerte, se verían transformados en Lobos de Guerra. Liberaste a los reclutas cautivos y ellos te informaron de la identidad de otra prisionera, la Dra. Roberta Todd.
No sabías que papel podía jugar la doctora en los planes de Arakhn, pero sabías que no podía ser para nada bueno. Decidiste encontrarla y tuviste que interrogar a muchos soldados para ello, hasta que finalmente descubriste su paradero. Cuando la rescataste, te informó de que Arakhn la había obligado a construir una maquina que fuera capaz de trasferir la energía.
Fuegolunar quedó en shock cuando le relataste lo ocurrido. Estaba convencida de que la maquina era una réplica de una que los nictus habían utilizado para extraer la fuerza vital de los kheldianos, permitiéndoles alimentarse de su energía desde la distancia. Por el bien de todos los kheldianos, había que detenerlos. Sin embargo, cuando investigaste otra de las bases de Arakhn, los planos que encontraste no apoyaban la teoría de Fuegolunar. La Dra. Ann Marie Engles te explicó que la maquina se había creado para fusionar de forma permanente las formas de vida nictus con la de humanos involuntarios.
La amenaza era diferente a la que Fuegolunar había imaginado, pero no menos terrible. Juntos, ideasteis un plan. Primero, había que descubrir la identidad de las futuras víctimas. Luego, Fuegolunar entraría en acción: mientras tú distraías a Arakhn, los kheldianos contactarías a las futuras víctimas y pedirían su permiso para fusionarse con ellos temporalmente. De este modo, podrían enfrentarse a los invasores nictus de una vez por todas y quizás, de ese modo, acabar con la guerra. Conseguiste derrotar a Arakhn y tal y como Fuegolunar sospechaba, sus esbirros activaron sus malvados planes. Los invasores nictus fueron arrojados sobre sus víctimas, pero en lugar de inocentes e indefensos humanos, se enfrentaron a los kheldianos. Finalmente, los nictus fueron derrotados y algunos de los humanos eligieron seguir fusionados con los kheldianos. Lo que hizo que Fuegolunar se preguntara si no sería posible que los nictus también fueran capaces de fusionarse con anfitriones voluntarios. Pero eso solo el tiempo lo diría.